Me llamaron para que escribiera un texto, una reflexión o algo relacionado con Haití, pero entre lo cansado que resulta rascarse la barriga panza arriba he descubierto que no me apetece. En los sudores del veintitantos de Julio lo que menos ilusión despierta en mi cómodo ser es redactar algo sobre lo que no tengo ni la más remota idea. Que importan unos puñados de cadáveres al otro lado de un océano si tenemos TDT y seguros de vida. Que importa que siempre desaparezcan los mismos si yo domino la tierra que piso. Soy basura en diferido, hijo del teletienda y no comprendo absolutamente nada más de lo que poseo. Así que no me hagáis sentir. Compadecerse nos libera, entender nos debilita. Yo dejo limosnas por todos los lados para lavarme la conciencia, colaboro con organizaciones caritativas para dormir mejor, soy un adicto de la valeriana solidaria. Siempre participé en el ayuno voluntario por el temor a la represalia de ser vetado en el reino de los cielos y en el servicio leo una y otra vez los panfletos en contra del aborto que mi primo Paco dejó en casa la última vez que nos fuimos al club de Putas de la carretera de ese pueblo de Toledo que nunca recuerdo. ¿Cómo coño voy a sentir empatía con personas a las que cada año se les derrumba la casa?, que reclamen, (¿no hay hojas de reclamación por haber nacido en el planeta equivocado?), ¿no?, pues ya podrían haberlas inventado por que así de desgraciado me siento yo cada vez que mi equipo de fútbol pierde. Haití seguro que es como el programa que le gusta a mi mujer, ese de la isla con los famosos en taparrabos. Seguro que es como Ibiza pero sin fiestas. No entiendo de qué se quejan, pasan un poco de hambre, pero no se preocupan por los quilos en verano y además no trabajan, lo vi en el anuncio de la cadena de viajes que está debajo de mi casa. Vaya suerte. De verdad. Que mal repartido está el mundo. Lo que daría por estar en su pellejo.
Me llamaron para que escribiera un texto, una reflexión o algo relacionado con Haití, y yo, la obra más perfecta de la creación, la serpiente más lista de este huerto de nabos, amante de la paz , el neoliberalismo y de la Ecuatoriana sin papeles que limpia mi piso, temeroso de dios y de las digestiones pesadas, he descubierto que no me apetece.
